Emociones en los niñ@s: un camino difícil pero necesario
Actualmente, muchas familias encuentran dificultades a la hora de tratar con sus hijos/as, ya que en ocasiones presentan comportamientos inadecuados, rabietas desproporcionadas a la situación, actos de desobediencia e incluso salidas de tono verbalizadas llegando en ocasiones a generar graves problemas de estrés en su entorno más cercano.
Partiendo de la base de que ningún niño es igual a otro, es fundamental tener claro que adentrarse en el mundo interno de lo más pequeños es una tarea difícil y compleja, y por tanto la mejor forma de hacerlo es desde la comprensión y la empatía.
A veces nos encontramos con la problemática de que al intentar acercarnos a ellos recibimos respuestas negativas por su parte, a lo que solemos contestar con una actitud semejante y quizás así conseguimos el efecto contrario al que pretendemos, por ello debemos tener en cuenta los siguientes aspectos:
No sentirse culpable ni culpabilizar a nadie del mal comportamiento del menor.
Cada niño tiene una serie de necesidades diferentes a las del resto.
Un niño puede llegar a sentirse frustrado y tomando actitudes negativas cuando no encuentra comprensión o cuando no sabe expresar sus emociones.
Crear un ambiente en el que el niño se sienta cómodo y relajado para expresarse.
¿Cómo ayudar a los niños a canalizar sus emociones?
Aquí dejamos algunas estrategias o pasos a seguir para ayudarlos a gestionar esas emociones que llegan a bloquearlos en ciertas ocasiones:
- Es importante usar el refuerzo positivo, ya que si estamos continuamente recriminando aquello que hacen mal y resaltando los fallos por encima de las virtudes o buenas acciones, podemos estar generando una mayor frustración en ellos y especialmente en aquellos con baja autoestima.
- Usar palabras positivas y verbalizar que tienes confianza en él.
- No compararlos continuamente con hermanos o niños cercanos a él, ni encasillarlos en determinados roles, como por ejemplo, “eres un flojo”, “siempre te portas mal”,… puesto que puede llegar a pensar que realmente es así.
- Cuidar el tono de voz, es otro aspecto importante a la hora de dirigirse a los más pequeños.
- Enseñarlos a verbalizar aquello que piensen y sienten, para que solucionen sus problemas a través del dialogo con los demás y no con rabietas o enfados.
- Darles responsabilidades es una buena forma de que aprendan a ser responsables y autónomos, además de mostrarles de esta forma tu confianza en ellos.
Las emociones de los niños/as son un camino difícil al que los adultos se enfrentan cada día pero no es imposible si sigues unas pautas basadas en la confianza, la comprensión y el afecto.